12 novembre, 2020 /
Kamala Harris, la nueva vicepresidenta electa de los Estados Unidos (EE UU) es un diamante en bruto. Estoy segura de que utilizará los próximos cuatro años para pulir sus virtudes con las que intentará cambiar el paradigma global del mundo y basarlo en una justicia más justa y más democrática. La candidata electa es una afroamericana de origen jamaicano, casada con un blanco judío y, como su madre, involucrada toda su vida en diversas luchas por los derechos civiles.

La nueva vicepresidenta y Jill Biden –esposa del primer mandatario electo americano–, que no dejará de ser profesora aunque viva en la Casa Blanca, serán las dos compañeras de viaje de Biden hacia una transformación social real y profunda del mundo. Un cambio que nos aleje de la era Trump y que nos permita enterrar esta ola de populismo mundial que nos azota a ambos lados del Atlántico para que la democracia salga reforzada de esta crisis sanitaria social y política que afecta a casi todo el planeta.

"La nueva vicepresidenta es una mujer con un currículum impecable y se comprometió en público "a trabajar para eliminar el racismo sistémico en el sistema judicial y en la sociedad. Seré, dijo, una vicepresidenta leal, honesta y preparada pensando siempre en las familias americanas"

Su discurso en Wilmington, Delaware, fue muy emotivo y un vibrante homenaje a "las generaciones de mujeres negras, blancas, asiáticas, latinas y nativas americanas que le allanaron el camino. Así como a todos aquellos que se han sacrificado por la igualdad, la libertad y la justicia, incluidas las mujeres negras que a menudo son despreciadas y que constituyen la columna vertebral de la democracia norteamericana".

Vestida de blanco, símbolo del movimiento sufragista, la demócrata apostó por el color símbolo de la lucha por los derechos de las mujeres desde que en 1913 el National Women's Party lo escogió junto al dorado y al púrpura como bandera del movimiento. La exfiscal de California y después senadora no olvidó "la lucha de todas las mujeres que han trabajado para proteger y garantizar el derecho a votar. Lo hicieron –dijo– introduciendo hace 100 años la 19 Enmienda a la Constitución, hace 55 la ley del derecho al voto y ahora, en 2020, hay una nueva generación de mujeres que siguen luchando por su derecho fundamental a votar y a ser escuchadas". Harris hizo una referencia a su madre cuando le decía: "No olvides que puedes ser la primera, pero asegúrate de que no serás la última".

La nueva vicepresidenta es una mujer con un currículum impecable y se comprometió en público "a trabajar para eliminar el racismo sistémico en el sistema judicial y en la sociedad. Seré, dijo, una vicepresidenta leal, honesta y preparada pensando siempre en las familias americanas". Para Harris, en estas elecciones estaba en juego el alma de los Estados Unidos. Un país con dos partidos –rojos y azules– y estos últimos un partido con dos almas. Harris con ideas muy avanzadas y abiertas pertenece al ala más moderada que defiende el diálogo que les ha permitido echar a Donald Trump de la Casa Blanca.

En los próximos años el Partido Demócrata necesita encontrar el mensaje correcto para poder repetir y que Kamala Harris pudiera ser la primera presidenta de los EE UU. Europa, con Angela Merkel, que tiene la presidencia de turno de la Unión Europea (UE) ya ha dicho que con el 'ticket' Biden/Harris se podrá recuperar la relación entre los dos socios. "Somos aliados en la OTAN, afirmó, y los EE UU y la UE tienen que continuar juntos".

El resultado de las elecciones americanas sacan a Europa de la incomodidad de un segundo mandato de Trump. Después de unas relaciones muy accidentadas, Biden ya está preparando el terreno para la esperanza con un nombre propio: Kamala Harris.

Todavía es muy pronto para poner su nombre sobre la mesa pero los buenos líderes o las buenas lideresas surgen con el tiempo.